Por LUIS CELESTINO ARRÁEZ
(Fuente: La Voz – 22 Octubre 2002)
El pasado fin de semana dieron comienzo las fiestas del barrio de Altavista de Arrecife en honor a San Antonio Mª’ Claret. Desde el viernes se dio salida a una serie de actos dirigidos a todas las edades y que cuenta con el propósito de lograr la unión entre los vecinos del barrio en torno a las actividades festivas.
El viernes se inauguraron de forma oficial las fiestas con la lectura del pregón, que corrió a cargo de Luis Arráez, consejero de Juventud y Deporte en el Cabildo de Lanzarote. Una experiencia nueva para este político, ya que era la primera vez que actuaba como pregonero. “Además, yo soy un hombre de ciencias y no de letras”, bromeó ayer al recordar la lectura del pregón. De todos modos, no le fue difícil a Arráez desgranar diversas anécdotas de este barrio de Arrecife, del que aseguró conocérselo muy bien. “Tengo muchos familiares, amigos y vecinos de Órzola, de donde yo vivo, que se fueron a vivir a Altavista”, reconoció.
De todos modos, el conocimiento de Arráez de Altavista no es sólo de oídas, sino que, como él mismo reconoció, se la ha “pateado” en más de una ocasión. “Además de político he trabajado en otras cosas y he vendido muchísimo pescado junto a los pescadores de Órzola”, aseguró.
Luis Arráez estuvo unos 25 minutos disertando sobre sus vivencias en Altavista, del mismo modo que aprovechó la ocasión para hacer un recorrido histórico por el barrio y su fuerte evolución en los últimos años. “Ahora estamos hablando de un barrio de más de siete mil habitantes y en el último quinquenio el crecimiento ha sido bestial, fruto sobre todo de la inmigración”, aseveró. Este crecimiento, símbolo del crecimiento del barrio, también ha motivado que haya perdido parte de su identidad. “Se ha perdido ser un barrio de familias donde todo el mundo se conocía a ser un barrio de muchísima gente donde se ha ido perdiendo la colaboración entre los vecinos”, señaló Arráez.
De ahí el llamamiento que realizó para pedir a los pocos vecinos que se dieron cita en el pregón que participaran de lleno en los actos que están programados durante toda la semana. “En los años 70 fue el único barrio en el que los vecinos se pusieron de acuerdo para levantar la casa parroquial y parece que ahora casi no participan en las fiestas”, se lamentó Arráez.