Por ROSA Mª GONZÁLEZ BETANCORT
Cuando me invitaron a que este año fuera la pregonera de las Fiestas de La Milagrosa, me dio un miedo espantoso pues jamás en mi había pensado que esto me podría llegar a tocar.
Después de pensarlo unos días me di cuenta que realmente era un honor para mí hacer un pregón, contarles algo que tenga que ver con nuestro barrio, mi barrio de Maneje. Por eso lo primero que hice fue interesarme un poco por su historia, por su gente, por quiénes fueron los primeros vecinos que aparecieron por la zona.
De su historia, no se sabe si el nombre dado a este barrio es como continuidad o reiteración de la amplia zona que existe con el mismo nombre de Maneje, entre Tahiche y Zonzamas y que tiene como accidente principal de la zona la Montaña de Maneje, en cuya ladera se ha formado un gran cráter, producto de la extracción de rofe.
De su gente, si se sabe que las dos primeras familias que se asentaron aquí, procedían del pueblo de Femés, fue allá por el año 1964. Una de esas primeras familias fue la Rodríguez Duarte, que construyeron su vivienda en la calle Toledo, calle esta, que marcaría, por así decirlo, al resto del barrio. La otra familia fue la Nieves Caraballo en la calle Paraná.
La primera vez que pisé la tierra de Maneje, tendría yo unos siete u ocho años, fue en una excursión que hicimos las niñas del colegio Sanjurjo Maneje de Titerroy. La imagen que recuerdo de aquel entonces fue de aulagas, tierra colorada, viento que retumbaba en mis oídos, piedras y más piedras.
Transcurrirían luego unos trece, catorce años, allá por los comienzos de los ochenta en el que volví a pisar Maneje. Un compañero de trabajo nos animó a mí y al que por aquel entonces era mi novio, hoy marido, a que nos compráramos un solar a muy buen precio, unas ciento treinta mil pesetas (unos 780 euros) que una empresa vendía con facilidades de pago.
¡Qué ilusión un solar para fabricar nuestra casita de ensueño! Cuando llegamos a la zona donde estaba el solar, hoy calle Fayna, solo se me ocurrió decir “aquí? pero si solo hay aulagas, tierra colorada, viento, piedras y más piedras” Ósea volví a repetir las mismas palabras que catorce años atrás había pronunciado por primera vez al ver Maneje, todo seguía casi igual, digo casi porque ya habían algunas edificaciones que antaño no estaban. Recuerdo que hasta pensaba, ¿cómo vamos a saber que solar compramos si aquí solo se ven piedras? He de reconocer que éramos casi unos críos y como tal no podíamos entender las cosas sino tal cual las veíamos delante de nuestros ojos.
Después de pensarlo durante unos días, nos decidimos a comprarlo, y hoy puedo decir que no me arrepiento de haberlo hecho, aunque eso sí, sigo soñando como cualquiera puede soñar en tener una casita cerca del mar.
Recordar, los días del mes de septiembre de 1982 en que mi padre y mi marido empezaron a construir la casa, hombro con hombro, y a pesar de tener profesiones tan dispares uno del otro que nada tenía que ver con el ladrillo, a pesar de todo eso formaron un dúo muy conjuntado, poniendo piedras, haciendo sepas, poniendo bloques, y poco a poco, como tantos vecinos del barrio, fueron haciendo la casa. Unos meses podíamos comprar más material que otro, todo dependía de si cobrábamos una paga extra o si en el mes no teníamos algún otro gasto imprevisto, así durante cuatro largos años.
Y el día 8 de Diciembre de 1986 empezamos a vivir en ella, nuestra casa.
Las calles por aquel entonces eran caminos polvorientos, no llegaban las guaguas y los taxistas solo te llevaban hasta donde terminaba el trozo de carretera asfaltado, a la altura de lo que es hoy el puente. Sin luz en las calles, apenas las iluminábamos con una bombilla a modo de farolillo y que colocamos sobre la puerta de nuestras viviendas.
Al anochecer, cuando me encontraba sola, muchas veces sentía miedo. Miedo de oír el más puro silencio, ni ruidos de coches, ni de vecinos conversando, ni ladridos de perros, absolutamente nada.
Poco a poco se fueron construyendo más viviendas cerca de mi casa, y eso iba suponiendo la llegada de nuevos vecinos. Vecinos que como mismo hicimos nosotros, los domingos desde las siete de la mañana ya se oía la escandalera de los golpes en las paredes abriendo huecos para colocar tubos, o la de sus propios vehículos descargando materiales.
En la calle Guanareme, mi compañera de trabajo por aquel entonces, también se animó y compró un solar donde construyó un almacén que serviría para ubicar, también en el año 1986, el autoservicio La Loja, que daría y nunca mejor dicho, como bien dice su nombre un servicio a los pocos vecinos que vivíamos en el barrio, muchos de ellos sin un medio de transporte para poder trasladarse fuera del barrio y hacer la cesta de la compra. Fue ahí en la “tienda de Mariana” donde nos propusimos las dos, ya que por aquel entonces no se había constituido todavía la asociación vecinal, recoger firmas de los vecinos y presentar un escrito al Sr. Alcalde donde le pedíamos, acondicionar las calles con rofe, para la circulación de vehículos, porque sabíamos que el asfaltado de las calles tardaríamos muchos años en verlos. También recuerdo que le pedimos el alcantarillado y alumbrado en las calles y una señalización a la entrada del barrio donde apareciera el nombre de Maneje.
Poco a poco se fueron haciendo realidad nuestras peticiones.
En las fiestas de La Milagrosa de noviembre 1989, hace ahora 24 años, se inauguró este Centro Socio Cultural que sería a partir de ese momento un referente en nuestro barrio. Por fin teníamos un lugar de encuentro con nuestros vecinos del barrio.
También este Centro sirvió para celebrar nuestros encuentros litúrgicos, hasta el año 1991 en el que se tuvo que trasladar a un pequeño salón de la Casa Hogar Marillac, propiedad de las Hermanas de la Caridad.
Y Maneje siguió creciendo, se fueron abriendo más tiendas de comestible, Comestibles Gregorio, Autoservicio Saga en el año 1995, tiendas textil, bares, talleres de mecánica, ferretería, etc., etc.
Pero nos faltaba algo, nos faltaba una Parroquia donde celebrar la Eucaristía, donde los niños y los adultos pudiéramos tener nuestros encuentros de Catequesis. Todo el mundo se movilizó para buscar el dinero que nos hacía falta para tener nuestra Parroquia. Cabildo, Ayuntamiento, algunas Parroquias, Casa Provincial Hermanas de la Caridad, vecinos anónimos, otros se suscribieron a aportar una cantidad mensual y que cada mes pasaban a recoger las voluntarias, las más que recuerdo, a Flora, a Sor Benedicta y Sor Felisa, estas dos Hermanas de la Caridad yo las describí un día como las “almas de Maneje” por la gran labor que realizaban con los niños, las personas enfermas, necesitadas, ellas siempre estaban ahí. Recuerdo un año por Navidad que organizaron una fiesta en el Hogar Marillac para compartir y vivir con los niños que allí vivían la Navidad, esa noche todos juntos formamos una gran familia. Siempre a las dos las tengo presente en mis recuerdos y las llevo en lo más profundo de mi corazón.
Fue el día 5 de Noviembre de 1999 cuando el Obispo Monseñor Ramón Echarren, junto a varios sacerdotes entre ellos Don Elias Zait, que fue también uno de los impulsores de la construcción de la Parroquia, dio la bendición y consagración del Altar y declaró a la parroquia con el nombre de Parroquia de Mana Inmaculada de la Medalla Milagrosa. Con el esfuerzo de todos, la habíamos conseguido.
Maneje cuenta con 2.104 vecinos y como les relaté al comienzo es un barrio que va a cumplir los cincuenta años de existencia y desde ese entonces y hasta el día de hoy, afortunadamente se ha ido transformando, creo, desde mi punto de vista, que para bien. Tenemos un gran parque que apenas hace un año que se inauguró, se nos hizo para disfrutar de él, pero también, no lo olvidemos, para cuidarlo al igual que nuestras calles porque también nosotros como vecinos tenemos que ser cívicos, cumpliendo con nuestros deberes como ciudadanos, para contribuir al bienestar de los demás.
Nos quedan muchos retos que están ahora mismo ahí afuera, pero, por unos días vamos a aparcarlos a un lado para disfrutar de nuestra fiesta de la Milagrosa. Que los niños y los mayores disfruten de todas las actividades que vamos a tener. Hagamos un ambiente bueno de amistad y cordialidad en estos días de celebración.
Felices Fiestas para todos y empiecen a disfrutarla desde esta misma noche con la siguiente actuación.
Buenas noches y gracias por vuestra atención.