Por: JUANA HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ
Distinguidas autoridades, presidente y Junta Directiva de la Asociación de Vecinos de Tinasoria, señoras y señores:
«Es para mí un gran honor haber sido elegida por la Asociación de Vecinos del barrio de Tinasoria como pregonera de las Fiestas de San Genaro de 1998. Y es un doble honor porque por mi condición de mujer comprometida con la actividad pública me siento especialmente cercana a todas las inquietudes de tipo social y cultural que se dan cita en la isla de Lanzarote, y muy especialmente en todos y cada uno de los barrios de nuestra querida ciudad de Arrecife.
Por este motivo, quiero expresar y reiterar mi más sincero agradecimiento a la Asociación de Vecinos de Tinasoria y a toda su Comisión de Fiestas por haberme designado como protagonista de este entrañable acto.
En el año que conmemoramos el Bicentenario de la municipalidad del Puerto del Arrecife, creo que es fundamental dedicar un tiempo a la reflexión sobre nuestro presente y sobre nuestro futuro en relación con el espacio urbano que nos ha tocado vivir.
El barrio de Tinasoria, enclavado en el ámbito de la ciudad, atraviesa por las mismas vicisitudes que el resto de los barrios de Arrecife. Su situación periférica, alejada del centro administrativo y comercial de la población, provoca el surgimiento de problemas consustanciales con los demás vecinos de la capital de Lanzarote, y por eso sus gentes, trabajadoras y sencillas pero firmemente conscientes del papel que las ha tocado jugar, son fieles protagonistas del devenir de Arrecife en este final del segundo milenio. Quiero decir que la problemática que afecta a Valterra, a Maneje o a San Francisco Javier, por citar sólo tres ejemplos someros de otros puntos de la ciudad, es similar a la de Tinasoria. Aquí se percibe diariamente el azote de la lacra de la droga, de la inseguridad ciudadana o del desempleo, como tributos que estamos obligados a pagar como consecuencia de la modernidad y de la actuación de una sociedad que cada día que pasa camina hacia la incomunicación y el desencuentro. En estos desgraciados aspectos no somos diferentes al resto de las ciudades y de los barrios de nuestra Comunidad Autónoma de Canarias.
Sin embargo, estos elementos negativos no deben impedirnos en ningún caso y sin ningún género de dudas que alcemos la vista al frente y contemplemos el futuro con optimismo. Con los propios habitantes de Tinasoria, y sobre todo, su amplia población joven, quienes deben luchar sin desmayo en busca de mejoras que impulsen su calidad de vida y su existencia en una comunidad igualitaria y más justa. Y a la hora de poner en marcha las acciones precisas para alcanzar el futuro, nada más adecuado que mirarnos en el espejo que tenemos frente a nosotros: en el Estrella Machín, una mujer tenaz, luchadora e inagotable, que tanto hizo por mejorar las condiciones de vida de sus convecinos y que, desgraciadamente, ya no se encuentra entre nosotros. Es ella un ejemplo a seguir, si contáramos con la fortuna de conocer muchas personas con la disponibilidad de Estrella Machín, estoy convencida que Tinasoria, y Arrecife entera, ganarían su futuro con rotundas posibilidades de éxito.
Decía al comienzo de este sencillo pregón que en este año de 1998 celebramos el Bicentenario de la municipalidad del Puerto del Arrecife. Como es lógico, el Ayuntamiento de la capital de nuestra Isla ha diseñado un extenso programa de actividades urbanísticas, sociales y culturales que pretenden realzar tan señalada fecha. Pero la iniciativa pública, necesaria y obligada, no debe ser la única. Son los vecinos de Arrecife, y entre ellos los de Tinasoria, los auténticos protagonistas de la mencionada conmemoración. Del movimiento cívico debe partir el hilo conductor que ilumine el camino a seguir por nuestros gobernantes, como medio para recobrar el papel principal en el diseño de la ciudad del futuro que todos deseamos legar, en las mejores condiciones, a nuestros hijos.
Y por mi condición de mujer no puedo pasar la oportunidad única de dirigirme a todas y cada una de las mujeres de Tinasoria. Cuando ya se respetan nuestros derechos fundamentales, a pesar de hechos desgraciados como el acaecido recientemente en la persona de una joven vecina de Titerroy, es el momento de hacer oír nuestras voces en demanda de acciones perdurables en el tiempo que sean capaces de aumentar nuestro bienestar. Creo sinceramente que son las mujeres de Tinasoria las que deben levantar la bandera de la reivindicación y la exigencia de una sociedad más justa, más igualitaria y, en definitiva, más libre. Sin exclusiones, por supuesto, pero con la convicción que demanda la tarea por darles a nuestros descendientes un tiempo y un espacio mejor que el que nosotros disfrutamos, les deseo a todos los vecinos de Tinasoria y de Arrecife unas felices fiestas de San Genaro de 1998.
Muchas Gracias.