Pregón de San José Obrero (Titerroy) 2015

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 POR ELIZABETH DE LEÓN EXPÓSITO

Buenas noches… vecinos y amigos de Titerroy, dar las gracias a la asociación de vecinos que preside Elizabet Leon- titerroy 2015Don Ismael Montero por otorgarme el honor de ser la pregonera de estas Fiestas de San José Obrero del año 2015.

Dicen los vulcanólogos que nuestras islas comenzaron a formarse hace 20 – 40 millones de años, siendo Lanzarote junto a Fuerteventura de las primeras que surgieron tras las erupciones volcánicas.
Esta recogido, en la literatura, que estas islas eran conocidas desde la época romana, pero, no es, sino coincidiendo con su conquista por la Corona de Castilla cuando empezamos a tener mayor abundancia de datos sobre las islas y en particular sobre Lanzarote. La antigua capital de la isla estaba localizada en el municipio de Teguise, pero ante el auge del comercio que se va desarrollando en la isla y que utilizaba la bahía natural de Arrecife para fondear los barco al abrigo de los temporales, es por lo que se aconseja el traslado de la capitalidad de la isla al Puerto del Arrecife, donde apenas existían construcciones, pero ya se hablaba de núcleos delimitados con escasas construcciones como el Lomo, entre el Puerto del Arrecife y Puerto Naos, Argana y Maneje que se extendía hasta lo que hoy llamamos Titerroy.
Fue entre los años 1950 y 1960 cuando a través de las construcciones sindicales se empezaron a edificar diversos grupos de viviendas en esta zona de Maneje, llegando a formarse un barrio con identidad propia al cual se le llamó de diferentes maneras Titerroy-gatra, Titerroy, Santa Coloma, recuperando en 1990 su nombre de Titerroy.
Tengo que confesarles que a esta pregonera que les habla siempre que oía el nombre del colegio San Jurgo Maneje me confundía, y la imaginación se iba a lo que hoy llamamos Maneje, pero sabía que estaba situado en Titerroy y esto me desconcertaba, hasta que preguntando e investigando, por fin entendí la razón de que se llamara así ya que fue de los primeros colegios del barrio.
Al mismo tiempo que este barrio de Titerroy nacía y crecía de forma rápida, pues llegaron a coincidir en construcción promociones sindicales y promociones del Ministerio de la Vivienda, en el barrio del Lomo, en la calle La Palma, en casa de mi abuela materna nacía esta que les habla, nieta de marinero, de los de antes, de los que iban a la costa a faenar en barcos de vela, de los que pasaban 8 y 9 meses lejos de sus casas, de los que contribuyeron con su trabajo y esfuerzo a que en Arrecife llegara a haber diversas fábricas de conservas y salazones de pescado como Las Nieves, Conservera Canaria, Hijos de Ángel Ojeda, Rocar, Lloret y Llinares y Afersa-Garavilla. Hija de carpintero de rivera, de los que construían los barcos para ir a la pesca, de los de antes, de los que cortaban las maderas con serruchos y usaban formones y cepillos para alisarlas.
Mi infancia se desarrolló entre los hombres y mujeres de la mar, ya que como les he dicho a los amigos que visitan nuestra isla, antes del turismo, en Lanzarote, o vivías de la agricultura o de la pesca. Así fue creciendo Arrecife, naciendo estos barrios de Titerroy, Valterra, Argana, etc. donde se asentaban muchas personas que procedían del interior para trabajar en las fábricas de conservas o para ir a la mar, ya sea para mejorar su nivel de vida o bien por las sequias que se producían desplazándose a la capital, porque recordemos que en esos años el agua escaseaba y la agricultura dependía de la escasa lluvia que cayera.
Sobre los 7 años mi familia se trasladó a vivir desde El Lomo hacia el centro de Arrecife y recuerdo que se puso transporte público, guaguas, entre Arrecife y Titerroy-gatra porque era así como se llamaba el barrio en aquella época. Mis hermanas y sus amigas que eran algo mayores que yo, ya empezaban con las tonterías de los chicos, y una de ellas tenía un noviete que era cobrador en dichas guaguas y en ocasiones las invitaba a subirse en la guagua haciendo ellas varios trayectos Arrecife – Titerroy, Titerroy-Arrecife sin bajarse. Alguna vez me llevaron con ellas y tengo que reconocer que aquello era una fiesta a mi me hacía sentir como si estuviera en una gran ciudad, claro que había diferencia, nuestra guagua iba dejando una importante estela de polvo ya que nuestras calles apenas estaban asfaltadas, comenzando de esta manera mis primeras visitas al barrio
.Comencé a estudiar bachillerato en el único instituto que había en Lanzarote, hoy llamado Agustín Espinosa. Tuve de compañera y amiga a Fefi, que vivía en el barrio de Titerroy con lo que las visitas al barrio empezaron a ser más frecuentes. A finales de los sesenta comencé el bachiller superior tocándole a mi generación inaugurar el nuevo centro de enseñanza secundaria Blas Cabrera Felipe el segundo de la isla y ubicado en Titerroy. Ya para entonces, estudiábamos en su casa o en la mía y ella prefería que lo hiciéramos en la suya porque decía que allí había más silencio y más tranquilidad para estudiar. Tenía razón Titerroy era un barrio tranquilo, con anchas calles, limpio y donde era frecuente ver a los vecinos barriendo su parte de la calle, colaborando en el mantenimiento de la limpieza del barrio sin que ninguna autoridad municipal se lo hubiera pedido, de forma espontanea, porque aquel era su barrio, donde sus hijos crecían, donde vivían y así en muchas ocasiones, sin ser conscientes de ello, enseñándoles a los hijos el amor por el barrio, por lo propio, por lo nuestro. Yo, me sentía orgullosa, me identificaba con aquellos vecinos y sin ser consciente de ello empezaba a querer a Titerroy, no sé si aquella sabrosa carne con papas que su madre hacia y nosotras devorábamos entre apuntes de matemáticas y física tuvo que ver algo, pero yo en Titerroy me encontraba como en mi casa…
Mientras hacíamos nuestro bachiller, la señorita Nancy, la profesora de deporte, en ocasiones nos llevaba al polideportivo que estaba en frente del instituto a jugar a baloncesto. La cancha estaba situada en la parte alta del centro deportivo que se encontraba en obras. Estaba al aire libre y tengo que reconocer que más que nosotras jugar a baloncesto lo hacía el viento ya que era él quien decidía donde iba a parar el balón. Eso sí, se nos consolaba diciéndonos que algún día la cancha estaría cubierta y el centro deportivo iba a tener hasta piscina. Aquello hacía que desde nuestro interior aflorara una pizca de orgullo y nos consolábamos pensando que era cuestión de tiempo poder jugar nosotras y no el viento quien decidiera donde iba el balón. Ya desde hace años la ciudad deportiva es una realidad y no el sueño deseado de los chiquillos de los años sesenta. Titerroy es el barrio con mayor número de instalaciones deportivas. Hoy Arrecife sería muy difícil de entender si no tuviera a Titerroy.
Por debajo del instituto, mirando desde el barrio se había construido la Escuela de Artes y Oficios de Lanzarote en la que chicos y chicas de la isla y del barrio aprendían una profesión .Escuela a la que me sentía unida ya que mi padre daba clases en ella y en mi memoria de la infancia está grabada aquellas excursiones que se organizaban a final de curso donde asistían profesores y alumnos como una gran familia y a la que mis padres me llevaron alguna vez y gracias a esas excursiones ,yo conocí ,mucho de los rincones de nuestra isla en estado natural como los Jameos del Agua , Papagayo etc. En mi infancia tener coche era algo que pocas familias se podían permitir.
En esa época, primero se hacían los edificios y luego, muchas veces, años más tarde, se asfaltaban las calles. Eso ocurrió con las calles del barrio, entre ellas con la que hoy llamamos Alcalde Ginés de la Hoz, en la que estaba situada un polideportivo, Escuela de Artes y Oficios hoy llamada Pancho Laso, instituto y el resto, pues todo hay que decirlo, era un llano, palabras que los conejeros usamos para decir que no habían mas construcciones, no estaba, el centro comercial, ni la biblioteca insular ni el teatro etc. Como decía la calle no estaba asfaltada y los chicos y chicas que acudíamos al instituto apenas dejábamos la calle García Escámez para después coger el llano que nos llevaba hasta el Blas Cabrera Felipe casi a diario sufríamos el rocío constante de tierra canelosa que nos iba cayendo por el camino y veíamos al regresar a casa como el cuello de nuestra flamante camisa blanca que llevaba el uniforme que nuestras madres lavaban y planchaban con tanto esmero estaba de color oscuro o bien no era nada extraño llegar con nuestro uniforme de cuadritos blancos y azules sucio porque era fácil resbalar en el montículo que había en la entrada del instituto.
Al acabar el bachiller opte por estudiar medicina, volviendo a Lanzarote, a mi querido Arrecife , desarrollando mi labor profesional en varias entidades hasta que comencé a trabajar en el antiguo Centro de Salud de Titerroy, que era unas viejas escuelas de primaria reformadas y convertidas en Centro de Salud siendo este el primer Centro de Salud que como tal empezó a funcionar en la isla, una vez más ubicado también en el barrio de Titerroy, años más tarde, derruido, ya que era necesario la ampliación del centro ante el importante crecimiento del barrio que extendía sus límites con nuevas construcciones y el consiguiente aumento de población, y sus antiguas estructuras no lo permitía, contrayéndose el actual centro, en el que hoy sigo desarrollando mi labor de medico .
Un barrio lo hacen las casas, sus plazas, su iglesia, pero todo eso no sería nada sin su gente, el día a día, de esas personas que lo habitan.
Sé que Titerroy ha tenido personas importantes en todas las ramas, en todas las profesiones, arquitectos, profesores, políticos, deportistas importantes, etc… pero mi pregón quiero que sirva de homenaje a todas esas personas, padres y madres de familias, gente anónima que cada día educando a sus hijos, llevando la comida a casa, han hecho que este barrio sea un lugar digno para vivir, a esa gente que además de cuidar a su familia le quedaba algo de tiempo y lo dedicaba al barrio, a sus vecinos, a los chiquillos. Viene a mi memoria Francisco, conocido como Francisco el peluquero de su afán e interés por promocionar la lucha canaria entre los niños. A la asociación de padres de alumnos del colegio Benito Méndez, que a mediados de los 90 seguían fomentando y promocionando el club de baloncesto la Isla, con los que tuve el placer de colaborar en esos años. A la directora del colegio Benito Méndez Doña Laura me consta de sus esfuerzos de dotar al colegio de un salón de actos acorde con las necesidades del centro y en el que se que se ha usado para la lectura de algún pregón.
Hace unos días, acudí a visitar a una paciente en la calle Martín Cobos y vino a mi memoria una pareja, que ya nos dejaron hace algún tiempo, que vivía en esa calle, relacionados con ellos tengo que contarles una anécdota muestra de la sabiduría e inteligencia popular, adquirida muchas veces por los sacrificios y épocas de necesidad que vieron nuestros padres. Recuerdo, que la señora fue a la consulta preocupada solicitándome que fuera a ver a su marido porque llevaba una semana en cama sin poder caminar. Me sorprendió porque hacía pocos días que había estado en mi consulta y aunque era mayor tenía independencia para las actividades de la vida diaria y un buen sentido del humor. Al acabar la consulta, antes de irse, me solía contar dos chistes que algunas veces eran subidos de tono pero a mí me hacía mucha gracia y sobretodo como médico valoraba su memoria. Esa tarde acudí a ver al paciente, al terminar la exploración le dije “bueno señora, el caballero está bien pero está empezando a fallarle un poco la memoria, así que ahora tenemos que cuidar al señor” y ella me contestó “ajá, claro que sí, porque si le pasa algo sólo es la mitad”. Yo no caía a que se refería y le pregunte “la mitad, porque” y ella contestó “la mitad de la pensión, así que lo tengo que cuidar y mucho…”. Cuánta razón tenía aquella mujer.
La vida entendida como experiencias vividas, situaciones pasadas marcan mucho. Recuerdo a un paciente del barrio, ya era mayor, sobre ochenta años cuando yo empecé a ejercer en Titerroy, viudo, sin hijos, diabético, con insulina y yo insistía en la dieta, verduras, pescado, carne, etcétera. Él se quejaba de que no tenía medios, su pensión era baja y el hacía un caldero de arroz para la semana y otras cosas y eso era lo que comía y hacer la dieta que yo le decía era muy cara. Vivía cerca del Centro de Salud con lo cual un día sí y otro también, me visitaba. Una mañana, que yo iba por la plazuela me encuentro a este señor con unos papeles en la mano y como hablando sólo, a mí que ya me preocupada su salud pues empezaba a dar síntomas de demencia me acerque a él, le pregunte si le pasaba algo, mi sorpresa fue cuando me dijo “sí mi niña, estos golfos del banco me están engañando. Tengo un dinerito a plazo fijo y yo no veo las cuentas claras. Mira”, y me enseño sus papeles donde pude ver una cantidad importante de dinero, pesetas en aquella época, los guardaba para cuando se le ofreciera… A partir de ahí cuando hablábamos de dieta, de tener ayuda en casa, el me decía que el dinero lo quería para cuando se le ofreciera y mi contestación siempre era la misma “se le está ofreciendo…. Ya, se le está ofreciendo”. No tuve forma de convencerlo .Así son nuestros abuelos, padres, marcados por la época de penuria que les tocó vivir, ahorrando para que los hijos no conozcan las necesidades padecidas por ellos, para que tengan una vida mejor.
Otro ejemplo de cómo las personas quedan marcadas por experiencias traumáticas la tuve con otro vecino, mayor, pero con buena salud. Casi siempre que acudía a consulta se quejaba de dolor en la espalda. Tras la correspondiente exploración, estudios, etc.… no encontraba patología que explicara ese dolor que refería. Un día hablando con él, preguntándole, investigando a ver con que lo relacionaba me dijo “este dolor lo tengo yo desde que estuve en la guerra civil en las trincheras, allí pasábamos mucho frío y desde entonces me quedó ese dolor”.
La verdad que todas estas experiencias a mi me han ayudado mucho a ser más tolerante, a comprender a las personas, a ponerte siempre en su lugar antes de formarte una opinión que muchas veces es equivocada porque desconocemos sus motivaciones y juzgamos a la ligera.
No quiero acabar este pregón sin nombrar a algunos pacientes- amigos, algunos ya nos han dejado como Domingo y su esposa Dominga en mi memoria guardo todavía aquellas charlas que teníamos hablando de cosas… de la vida…de nuestro barrio de cómo había evolucionado la vida en el. Ramón Morales porque en el vi reflejado el amor a la vida a sus años cuando le aconsejaba caminar, me contesto que el todos los días se daba un baño en la playa en las primeras horas de la mañana. A Rafael vecino de esta Plaza Pio XII por su exquisita amabilidad. Juan Montero de quien aprendí paciencia, resignación sin que ello significara tirar la toalla, al contrario constancia y perseverancia para conseguir los objetivos. Airán de León por su carácter alegre y amor a la familia. Francisco Díaz por su preocupación por el futuro de nuestros jóvenes, por lo difícil que lo tenía la juventud hoy día, por las largas charlas que teníamos y donde hablábamos de casi todo .Reyes a quien conocí en la tienda de los hermanos Díaz en la calle Tenerife donde ella hacia las compras para la familia y yo iba aun a la escuela primaria. Son tantas las personas que he conocido y de las que guardo recuerdos entrañables en mi corazón de los que se han ido y de los que todavía están, como Pilar Espino más conocida por Pichichi a quien conocí en el Hospital Insular cuando yo aun no había comenzado a trabajar en el Centro de Salud de Titerroy. Cuidando de su hermano, luego de su padre, su madre sus hijos de ella he aprendido la fe, la esperanza a que todas las cosas algún día se solucionan. Tu Lina porque siendo tan joven has demostrado tanta madurez en momentos difíciles. Manuel y Antonia, por su espíritu de lucha y superación. Como decía antes, son tantas las personas que he conocido, que si los nombrara a todos la lista sería interminable .No mencionar el nombre de algunos de ellos no quiere decir que los haya olvidado, todo lo contrario están en mi memoria, están en mi corazón. Quiero dar las gracias a todos los vecinos de Titerroy porque me han ayudado a crecer como persona, como profesional, a valorar cada momento de gozo, a aprender de las vicisitudes y los malos tragos que nos trae la vida, a ser generosa, compresiva, tolerante, a dar a cada cosa su justo valor, porque nunca me he sentido extraña en Titerroy por considerarme una más de ustedes, para todos un fuerte abrazo.
¡¡¡FELICES FIESTAS DE SAN JOSE OBRERO DEL AÑO 2015!!!

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