Pregón de San Ginés 1954

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 POR:  CONSTA, SIN NOMBRE

 Vivimos en Arrecife las vísperas de sus fiestas patronales. Si nos fuera dado comprender ese intrincado laberinto de influencias espirituales y corpóreas que se entrelazan en la elaboración del alegre jolgorio festivo, nos capacitaríamos para lanzar la voz pregonera anunciadora de fiesta. Porque hay tal complicación en la estructura del ambiente enfiestado de un pueblo, que lo aceptamos sin detenernos a observar y valorar sus factores casuales. El Excmo. Ayuntamiento de Arrecife, expandiendo la espuma efervescente de sus ansias de superación en ascendente trayectoria, nos brinda un programa variado y ambicioso.

Llegarán las fiestas con pregón callejero de trompetas y músicas y de simpáticas payasadas de gigantes y cabezudos, impulsando el regocijo en los brotes visperales de chicos y grandes. Y la algarabía infantil nos hará sentir rediviva la sinceridad profunda de nuestro espíritu, soterrada por aluviones que el discurrir’ de la vida nos echa encima. Porque niños y mayores tenemos, queramos o no, una misma constitución anímica.

Se iniciarán las fiestas arrecifeñas en este año del Señor de 1954 y, durante sus cinco días de tracas y algazaras, de parrandas y cantares; de atracciones en puestos de feria, saborearemos la gozosa sonrisa colectiva ciudadano. Y mientras la ciudad en la tierra paladea tal fusión de sentimientos, las gaviotas de Arrecife zigzaguearán por los aires asustadizas trayectorias a las explosiones de cohetes festeros, y en el mar, los peces de nuestra marina al percibir intermitentes descompases de tronada artificial y verse iluminados por profusa lluvia, de gotas luminosas, en unas aguas traslúcidas, se deslizarán huidizos. El «camello» de Lanzarote, por el contrario, bajará a la fiesta, parsimonioso, con arreos de gala. Y con su silla a cuestas paseará en original cabalgata la bella figura de la grácil mujer lanzaroteña ataviada con sus trajes típicos, mientras alegres compases de «timples» y guitarras regalarán el sentimental arcano de unos cantos de folías y de isas.

Y tendremos ocasión de presenciar: desde la competición deportiva terrestre en variadas manifestaciones y la competencia en marítimos deportes, al ambiente de cultural emotividad en los salones donde han de celebrarse diversas exposiciones de sabor artístico: pasando por las actuaciones folklóricas de rondallas de la Isla y por la alborozada exhibición de los Coros y Danzas de Canarias.

También nuestros niños se sentirán partícipes de todos los números del programa, donde además se incluyen juegos y entretenimientos sazonados de candorosos incentivos. Que hay que poner el mayor ahínco en que ellos disfruten, porque sus gozos son para nosotros magníficas lecciones, en que nos devuelven superando, todo cuanto de nosotros recibieran.

Arrecife ofrece al forastero, aparte de un programa de fiestas, el itinerario permanente de sus atractivos:

Incomparable marina festoneada de islotes y arrecifes, con envidiables posibilidades para la práctica de los más variados deportes marítimos. Serpenteos de caminos sobre el mar enlazando islotes a la tierra, con la puerta abierta de sus puentes, Nuestro Puente de las Bolas en viejo camino al castillo -de un islote fortaleza-, respetable recuerdo de luchas y afanes de nuestros ascendientes, Con la ejecución del proyecto de urbanización en estudio, el Charco de San Ginés confirmará el denominativo que un visitante diera a la ciudad de Arrecife: «Pequeña Venecia del Atlántico», Su Puerto de Naos, cerrada bahía aguijoneada de mástiles que señalan un límpido cielo con sus aguas quietas absorbiendo quillas tras azarosas faenas del heroico marino lanzaroteño. Preciosas salinas juguetonas a lo largo de varios kilómetros de costa, con sus molinos y multitud de cuadrículas simétricas con aguas del mar encerradas que el sol va tiñendo en policromos tonos hasta lograr el blanco níveo de sus sales… Y, aunque apremia el espacio de este texto, dejadnos testimoniar la hospitalidad caballerosa y trato afable al forastero en actitud característica del arrecifeño.

Y cae el lienzo pregonero y se alza el telón jubiloso que presenta el programa de las fiestas para el año del Señor de 1954, con que el Excmo. Ayuntamiento de Arrecife invita a todos a participar en ellas. Si nos honraras con tu presencia, ten la certeza de que te acogeríamos con afable hidalguía. Y de que sabríamos cortésmente agradecértelo.

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