POR: CONSTA, SIN NOMBRE
I
La juventud es anhelante inquietud. La juventud es generosidad. La juventud, acaso, también sea imprudencia.
Anhelante inquietud, en el joven de acción, cuando no está conforme con lo que es.
Cuando la meta de su vida no la busca en lo inmediato, sino en aquello otro que, casi en lo imposible, es razón suficiente para estimularle en la lucha con sana ambición.
Anhelante inquietud, en el joven de pensamiento, porque no siempre de acuerdo con muchos principios seculares, aguijonea a su conocimiento en la búsqueda, a veces hasta desesperada, de lo que debe de confortarle, aunque nunca lo encuentre.
Generosidad, porque se actúa sin esperar recompensa. Porque se regala optimismo: salud, los mejores años, con una permanente sonrisa en la cara.
Pero la juventud también sea, acaso, imprudencia. Pero de esa laudable imprudencia constructiva, que ha llenado de gestas los huecos heroicos de la Historia de la Humanidad.
II
El paralelismo de la vida de los pueblos y de los hombres, es manifiesto. El hombre nace y el pueblo surge. El hombre y el pueblo viven y mueren. También hay pueblos jóvenes y pueblos viejos. Pueblos que de tan viejos, parecen camposantos abandonados. Pueblos que de tan jóvenes, embriagan el espíritu con su afán y su optimismo, como Arrecife.
Casi se puede decir, que Arrecife nació ayer. Antes había sido el «Puerto de los Arrecifes» o quizás el «Puerto de las Naos». Hoy tiene su propia integración y la primera y mejor de sus virtudes es su juventud.
Arrecife se está poniendo de largo. Hace unos días aún correteaba confianzudamente. Todos nos conocíamos. Todos éramos como una sola familia su voz, que antes apenas sonaba, hoy, más grave, ya se hace sentir entre sus hermanos mayores. Arrecife, como la jovencita rebosante de fresca hermosura, como el «pollo» con su prometedor título universitario recién obtenido, se está poniendo de moda.
Arrecife entra en la vida con paso fuerte, con el pie derecho, con la cabeza alta, con entusiasta inquietud superadora, con la generosidad proverbial de sus hijos, y proyecta y hace puertos y muelles y zonas industriales…
III
Hoy, Arrecife se engalana. Una nueva edición de las Patronales Fiestas de San Ginés se plantea. Las atracciones, los concursos, los ventorrillos, las parrandas «conejeras», los caballitos, los cabezudos, los fuegos de artificio y las turroneras y la última canción de modas, todo eso, es decir, una contagiosa alegría, será en estas fechas la nota preferente de un pueblo que en cada minuto que pasa agiganta su personalidad.
Arrecife te espera, forastero. Aquí no te sentirás extraño. La congénita hospitalidad de esta tierra merecerá pronto tu confianza y ganará tu corazón, tus mejores sentimientos para siempre.
Y para ti, conciudadano, nuestros mejores votos para que con sana alegría un nuevo San Ginés añadas a tu recuerdo.