LANZAROTE
I.- La «imagen»
Lanzarote es… las palmeras de Haría, la Batería, y Famara, los Jameos del Agua, las Montañas del Fuego, las salinas del Janubio, los Hervideros y el Golfo, los castillos de San- Marcial, Guanapay, San Gabriel y San José, el Charco de San Ginés y el Arrecife urbano, puerta de acceso a la isla, lugar de partida de sus visitantes, que hoy, precisamente hoy, inicia sus tradicionales Fiestas de San Ginés.
Pero, ¿Es eso, sólo, Lanzarote? Evidentemente, la mera enumeración de esos lugares y otros más que podrían citarse, no agota el entorno geográfico de la Isla. Ese conjunto es fundamentalmente ALGO, plenamente integrado e integrador de la imagen física de Lanzarote, que debe ser CONSERVADO, con mimo y dedicación, con la certeza y la seguridad de que es ESO, SOBRE TODO, lo que lleva en sus retinas, para siempre, la per¬sona que nos visita.
Porque ESO, en su totalidad integradora, es la IMAGEN, en expresión publicitaria afortunada, que el hombre que mira Lanzarote por primera vez, conserva para siempre.
La CONSERVACION DE LA NATURALEZA, entre agreste y singular, es, pues, para nosotros, -permitidme que lo diga así porque me siento, como lo sabéis de esta entrañable tierra- ARTÍCULO DE PRIMERA NECESIDAD.
Los cientos de personas con los que uno ha podido hablar de nuestra Isla, recuerdan IMBORRABLE MENTE, como huella imperecedera, el embrujo singular de una naturaleza DISTINTA. En sus almas, paradójica¬mente, con la geografía de Lanzarote, se ha grabado, su SER. En la Isla, geografía y singularidad distintiva, son una misma cosa.
Y, sin embargo, Lanzarote, es en sí, misma, contradictoria:
El aspecto idílico de sus campos, HECHOS, FABRICADOS, CONFECCIONADOS, por las manos, la inteligencia y el esfuerzo artesanal, concienzudo y agobiador, de unos campesinos indomables. La GERIA, debe contarse entre los «milagros» de la agricultura mundial; como una contribución inteligente del hombre a la tarea renovadora y enriquecedora de su contorno.
La escasez del agua, que obliga al hombre de la Isla a mirar al cielo, con ilusión renovada, con confianza creciente, en su afán de ver brotar en él mismo las nubes esperanzadoras que regarán sus campos, llenarán sus algibes y colmarán su sed milenaria, e infinita. El AGUA, es para el lanzaroteño, la riqueza más SÓLlDA de su patrimonio.
La lejanía y el abandono, que han permitido al residente en la isla buscar la fuerza precisa para sobrevivir en una energía interior indesmayable y en la ayuda de Dios. Tal vez aquí, -como en pocos otros sitios de la tierra- en sus campos resecos, en dependencia telúrica de una atmósfera avara, haya surgido, POR NECESIDAD, un tipo de ser humano que se siente RELlGADO, -con religiosidad profunda, exenta de símbolos- con el mundo trascendente.
La gloria de la civilización occidental, -de la que Lanzarote es un eslabón, perdido en el Océano, en la frontera con un continente diverso- radica, precisamente, en la conciencia clara de su relación con el CREADOR; AQUEL hijo de un carpintero, nacido en Palestina, hace dos mil años, y de cuyo menaje es trasunto fiel el arte y la literatura, la arquitectura y la música, las formas de vida y de convivencia de que están llenas las tierras desde el Báltico al Mediterráneo y desde el Valga hasta los Andes.
II.- El «hombre»
Por supuesto aquí hablo del ser humano: del hombre y de la MUJER. La espléndida ejecutoria del habitante masculino de la Isla, adornando los campos, conservando la naturaleza, pescando en los caladeros del Sahara, buscando la «plata» en las Américas, o siendo fiel a una vena artística singular, no hubiera sido posible sin el apoyo, la energía, la seguridad y la confianza, la fe superadora, de la MUJER lanzaroteña.
En un ambiente hostil, en el que la dureza del vivir, ha sido el pan cotidiano de la existencia, no hu¬biera sido factible la supervivencia sin un ANSIA DE SUPERACION constante. En el hondón del alma del ser humano de la Isla ha tenido cabida, desde siempre, una especie de energía interior, de convicción sólida -en la fuerza del espíritu y en la ayuda del buen Dios, que nunca abandona a sus hijos.
Así ha surgido esta singularidad del ser humano de Lanzarote que es como la contrapartida de la singularidad geográfica de la Isla a un entorno físico DISTINTO, un ser humano DISTINTO. Es como una especie de OSMOSIS- entre la Geografía y su habitante.
III- EI «día de hoy»
Con tanta insistencia en la expresión se está convirtiendo en frase – tópico, que nos encontramos in¬mersos en una situación de CRISIS, por otro lado, tan próxima, tan actual, que no podemos gozar de perspectiva para detectar sus características, extensión y límites.
Situación crítica, además que afectando a toda escala de valores, que venía siendo tradicional en nuestra sociedad, hasta hace bien poco tiempo, se ha desparramado en todos los sectores de la vida colectiva: crisis religiosa, crisis política, crisis social, familiar y matrimonial, crisis económica,… En definitiva, ante esta ex¬tensión desmesurada de la crisis, deterioro, también, de la convivencia, tanto en la relación del hombre con Dios, como en la comunicación y en el trato de los hombres entre sí.
En una tal situación, se corre el grave peligro de intentar liquidar, en una especie de «borrón y cuenta nueva», todo cuanto ha sido, Y SIGUE SIENDO, el sustento fundamental de la civilización: el respeto a la dig¬nidad de la persona.
Permitidme que reflexione en alta voz: será sumamente difícil abocar a la democracia, si previamente, todos y cada uno de nosotros no se siente, y, sobre todo, ACTÚA, como un auténtico demócrata. Y esta su¬bespecie del «animal político», tiene como norte de sus convicciones el respeto profundo a la LIBERTAD, la FAMA y la DIGNIDAD de TODOS LOS HOMBRES, sea cual fuere el puesto, el lugar, la función o la actividad que desempeñe en el entramado social.
En esta hora, difícil y angustiosa para muchos, prometedora y esperanzada para otros, no cabe la menor duda que pocas cosas grandes podremos hacer si nos dedicamos, sistemáticamente, a encender la llama de la discordia, pasar la factura del resentimiento, dejar crecer la envidia, y no somos capaces de dominar este cúmulo de inclinaciones para supeditarlas a una gran empresa colectiva.
La inmensa mayoría de los hombres, fieles al sutil materialismo de una sociedad del bienestar económico, tienen la idea equivocada, -dicho sea sin petulancia, con la mejor buena voluntad- de que para realizar una urgente e importante tarea comunitaria es preciso recurrir o al milagro, según unos pocos, o a un im¬presionante despliegue de medios materiales, según otros.
Podréis llamarme optimista, pero, considero, por el contrario, que para un empeño de esa naturaleza basta con el propósito individual, pero firme, de sacrificar un poco insertándolo en la inmensa labor de muchos.
La Historia de la humanidad enseña que los llamados grandes hombres, no han sido, las más de las veces, otra cosa que los CATALIZADORES de una suma ingente de voluntades individuales, que, un día, se pusieron afanosamente a trabajar en común.
Sin reticencia, ni murmullos, sin mala fe, respetando profundamente a los otros, y no pretendiendo su¬bir sobre las espaldas de los demás, para llegar antes al sitio que corresponde a otra persona.
IV.- El «día de mañana»
Con esa ansia de superación, enraizada en el alma del habitante de esta Isla, tan querida, se puede mi¬rar, con confianza el mañana, que está ya llamando a nuestras puertas. Esperanza e ilusión, gérmenes espirituales del isleño de Lanzarote, deben brotar, como nunca, en estos momentos, realmente difíciles, pero nunca de-salentadores.
Ustedes, como pocos pueblos, tienen la conciencia clara de que los momentos agudos, cuando pare¬ce que todas las puertas se cierran a la esperanza, es cuando el buen Dios, como en la protagonista de la » Familia Trap», abre una ventana a la esperanza.
Pero, una advertencia, también: el antropoide no morirá nunca en el seno del hombre civilizado. Por lo común, está profundamente dormido, como el dragón de la fábula, y para despertarlo se necesitan estímulos tan poderosos y tan absurdos, que, cada vez, se evitarán con mayor facilidad.
De aquí la responsabilidad de las que hablan a las muchedumbres, (oralmente, en las asambleas; por escrito, en la prensa. de hoy en día), CON VIOLENCIA Y SIN AMOR, cualquiera que sea la calidad, el ímpetu y justificación de su rebeldía; -porque esos conductores si gritan, si rugen, demasiado, pueden irritar el rebaño de antropoides que, entonces arrasará con todo lo que encuentre delante de su brusquedad ancestral, (GREGORIO MARAÑÓN, “Historia y vida»).
Y para acabar, vamos a hacerlo con el recuerdo de un gran poeta, que murió con el dolor de España en su alma. Ante la confusión reinante, las dificultades crecientes, y ante la necesidad de superar, cada instante, los problemas que nos acucian, pensemos con ANTONIO MACHADO, «Estoy triste de hoy, pero contento para mañana».