Pregón de La Democracia 1997

 volverPOR    ENRIQUE PÉREZ PARRILLA  

Enrique Perez

Se me ha encargado que realice el pregón de las Fiestas de San Pedro 97. He de manifestar que para mí constituye un alto honor, por las características de esta Sociedad a las que he estado ligado desde que tengo uso de razón (si es que esta expresión tan sonora tiene sentido entre los humanos).

No obstante el honor que para mí supone, espero que no cunda el ejemplo pues como dijo el poeta «en mi vida me he visto en tal aprieto».

Como no soy hombre de pluma fácil, he de suponer que la razón de haber pensado en mí tiene más que ver con el cargo que ocupo y mi condición de político que con mis habilidades literarias.

Por eso me ha parecido que debo plantear un pregón que es sobre todo una reflexión sobre su Isla y sus gentes.

Es indudable que Lanzarote en los últimos años, ha experimentado un importante desarrollo económico y social que nos permiten mirar el futuro con optimismo, pero hemos de ser precavidos y vigilantes para que el propio desarrollo no nos devore.

Aquella isla, en que nacieron nuestros padres con su orografía marcada brutalmente por los volcanes, su suelo sediento y una estructura social y económica en la que la riqueza estaba concentrada en unas pocas familias no generaba más que injusticias, pobreza, hambre y emigración.

Sin embargo, hemos podido escapar de la miseria y la marginación.

El milagro de esta isla es su propia capacidad de transformación. No era fácil descubrir en la tierra quemada por los volcanes la belleza que hoy tantos admiran, no fue fácil transformar nuestros campos y hacerlos productivos aprovechando y respetando la Naturaleza, lo que, sin duda, ha sido parte fundamental para que Lanzarote mereciera el galardón de Reserva de la Biosfera.

Tampoco fue fácil la vida de nuestra gente del mar que llegó a disponer de la flota más importante del archipiélago, en una isla sin elementos forestales donde obtener madera para la fabricación de barcos.

Los grandes hacedores como Manrique y algunos políticos (pienso naturalmente en Pepín Ramírez), que creyeron en el potencial de Lanzarote, hicieron posible una nueva Isla, evitando la miseria y la emigración, que ha permitido (junto a acontecimientos externos), la creación de un modelo de desarrollo moderno y participativo. Lanzarote es producto del propio espíritu de Lanzarote, una naturaleza que se alimenta a sí misma y se crece en su propio pensamiento de identidad.

Los avances, los logros de mayores cotas de dignidad y libertad, así como de oportunidades, no son casuales y pertenecen al mundo de las decisiones de los hombres y mujeres que viven en sociedad. Un hombre solo, una mujer sola, no podrían hacer otra cosa sino formular pensamientos, enarbolar ideas que luego caerían en la nada si no son seguidas y defendidas por el resto o por gran parte de la sociedad, y en nuestro caso no caben dudas acerca de que Lanzarote, la isla de hoy, es un logro colectivo. Así que podemos esgrimir con toda certeza que aquí, en este suelo se ha construido una isla y un perfil de habitante ideal para vivirla, defenderla y mostrarla con orgullo y alegría a los visitantes, hasta tal punto que en el exterior toda referencia a Lanzarote provoca siempre una reflexión ejemplarizante de cómo se deben hacer las cosas, demostrándose que, se puede apostar por una industria como el turismo sin que se venda y se destruya el patrimonio que hemos heredado de nuestros ascendientes y de la misma naturaleza.

Perder el norte en estas circunstancias es lo peor que nos pudiera pasar. Por ello, es imprescindible el estado de alerta constante, pues es relativamente fácil volver a tiempos más oscuros si se cometiesen errores en el planeamiento de las acciones a acometer en la isla. Nuestro territorio, sus características geofísicas, pueden quebrarse al primer ademán desaprensivo. Los intereses enmarcados en la riqueza fácil y rápida, en la política económica de tierra quemada son los enemigos, los secuestradores del futuro y no hay compromiso más importante para cualquiera de nosotros que ser la garantía que salvaguarde el territorio y la cultura para el disfrute de las generaciones venideras.

El mencionado estado de «alerta constante» no sólo consiste en promover y vigilar el cumplimiento de unas normas de defensa de la isla o evitar tal o cual desaguisado urbanístico, consiste, sobre todo, en mantener abierta la disposición en participar en los debates políticos, esgrimiendo fundamentos ideológicos frente a los exclusivamente económicos y bancarios.

En definitiva, hemos de anteponer al desarrollismo inhumano el crecimiento equilibrado y participativo, en armonía con el Medio Ambiente y con nosotros mismos.

En esto que ha dado en llamarse desarrollo sostenible hemos sido pioneros y en parte sus descubridores, gracias sobre todo a César y Pepín, que supieron ver con 50 años de antelación y encontraron terreno abonado entre nuestra gente.

Ayer se celebraba el Día Mundial del Medio Ambiente. Empiezan a oírse con fuerza muchas voces de alarma y protesta contra el modo de desarrollo depredador y consumista que se practica en la sociedad industrial, y que está acabando con los recursos mundiales y generando gravísimos problemas sociales, sería absurdo que ahora nosotros renegáramos de nuestros principios, nadando contracorriente y entrando en la espiral de la destrucción de Lanzarote, traicionando así lo que entre todos hemos forjado.

Sé que estoy planteando, principalmente, un discurso político y con ello quiero ser coherente con el cargo que sustento y con lo que ha venido siendo durante muchos años mi aportación personal y de grupo al desarrollo de Lanzarote. Les pido perdón por ello, pero sigo creyendo en una sociedad mejor, en que la solidaridad, la justicia, la tolerancia, la igualdad de oportunidades, la participación, la educación, la cultura, etc. sean el objeto de todo quehacer político.

Me perdonarán que cite una frase sacada de un rancio manifiesto y que me sigue pareciendo la más bella expresión de lo que debe ser el norte de un político. «Aspiramos a una única clase de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e inteligentes». Sé también que estas palabras tienen sentido en el lugar en que las estoy pronunciando, especialmente en el ámbito social y cultural que mantiene viva esta sociedad.

No debo pasar por alto lo que además me parece algo más que una simple coincidencia. El nombre de esta Sociedad y la simbología del escudo de la misma, en la línea de la preocupación por el progreso y la democracia que surgieron en los movimientos obreros de la segunda mitad del S.XIX.

No he querido hacer un discurso hagiográfico, pues no creo que ustedes hayan venido a escuchar palabras de la vida de San Pedro, sin embargo, algo tiene San Pedro que lo hace apropiado para ser patrono de esta Sociedad. Por un lado, su condición de marinero y hombre recio, por otro, el ser portador de las llaves que abren las puertas del cielo. También esta sociedad ha abierto horizontes a muchas gentes de este pueblo.

A la labor general de la Sociedad me refiero a las actividades puntuales como las charlas, exposiciones, teatro, encuentros folclóricos, etc., hay que sumarle su preocupación por la educación, dándose clases a los marinos e hijos de los mismos. Comprometidos enseñantes hicieron posible una mejor formación entre las clases más deprimidas de la isla y alejaron con su trabajo el horizonte del analfabetismo, preocupación que se registra en un acuerdo de la Sociedad el día 11 de noviembre de 1922:

«Proporcionar a los Sres. Socios, de acuerdo con los artículos 1º y 2° del vigente Reglamento de esta Sociedad, CLASES DE ADULTOS, que desempeñará gratuitamente el Secretario de esta junta, D. Benito Méndez Tarajano».

Multitud de acuerdos de la junta registran la apuesta de esta Sociedad por la Cultura y por diferentes aspectos sociales, desde donativos para la Beneficencia de Arrecife; la contribución que se acuerda en 1919 de diez pesetas mensuales para el establecimiento de las cocinas económicas de la ciudad; prestación de espacio para clubes deportivos; facilitar el instrumental de Banda de Música de la Sociedad al Ayuntamiento; aportar a la Junta Local de Protección a la infancia y depresión de la Mendicidad la cantidad de diez pesetas mensuales (en 1936); elevar demandas y protestas en favor de las condiciones de la isla, que tiene una extraordinaria vigencia, como el acuerdo tomado el 27 de enero de 1931 y que dice textualmente:

«Teniendo entendido que la Cía. Transmediterránea tiene el propósito de elevar el tipo de pasajes y cargas, se acuerda telegrafiar al Excmo. Sr. Presidente del Consejo de Ministros y al lltmo. Sr. Director General de Navegación en el sentido de que en vez de subir, teniendo en cuenta la crisis por que atraviesa la Isla, lo que se debe efectuar es una gran rebaja».

Curiosidades, también pero que demuestran el talante progresista y solidario de la Sociedad, como el acuerdo tomado el día 11 de marzo de 1897 por el que se le pasa el sueldo mensual de treinta pesetas al conserje que al parecer sufría encarcelamiento.

Así, repasando la historia de la Sociedad, encontramos un abultado censo de actividades que debieron ser parte del pálpito vital de la Isla y de sus habitantes. La fórmula participativa que empujaba tanto a los socios como a los que no lo eran a conformar un cuerpo cultural interesantísimo se manifestó por recordar un acto entrañable en aquella «Exposición de Objetos Clásicos Lanzaroteños», que tuvo lugar allá por mayo o junio de 1965. La Sociedad se llenó de una variada multitud de objetos que fueron prestados por gentes de Arrecife y de cada pueblo del interior. Fue aquella ocasión la primera vez en la Historia de la Sociedad en que las cámaras de televisión penetraron en los viejos y enmaderados salones, retransmitiendo para todo el público los ámbitos de la centenaria Sociedad. La prensa escrita elogió la iniciativa y la radio habló de la excelente exposición. No era para menos, el edificio albergó curiosidades, recuerdos familiares, obras de arte… un auténtico tesoro que de otra forma era imposible de observarse:

– Un Cristo, obra de las manos del conocidísimo imaginero canario Lujan Pérez, propiedad de don Salvador Jiménez Torres.
Un delicado y precioso taraceado bargueño del S.XV. propiedad de doña Dolores Suárez Infante, propietaria que era también de un violín que fue traído desde París por don José Pereira Galviati y regalado por éste a don Pedro Quintana, esposo de doña Dolores.
– Muebles del despacho del abogado don Luis Fajardo.
– Una bula papal, propiedad de la familia de doña Pilar Hernández de Lorenzo-Muñoz, esposa del que fuera presidente del Cabildo entre 1951 y 1953, don Francisco Matallana Cabrera. Esta familia aportó también una colección de armas, otra de abanicos y paraguas de doña María Lorenzo García.
Cinco pinturas de las hermanas Spínola, de Teguise.
– La edición de los ocho números del periódico manuscrito «El Crisol. Periódico de Noticias e Intereses Materiales», pro¬piedad de don Emilio Cabrera Cullén.
– Dos colecciones de conchas marinas de don José Armas Alba (cesé el de la Americana) y de don Mariano López Socas.
– Una curiosa colección de cajas y fósforos, propiedad de don Hernán Lorenzo Castro.
Y muchas más cosas, todo un inventario visible del patrimonio cultural, artístico y emotivo de un gran grupo de familias lanzaroteñas.

Dada mi condición política e ideológica, admiro de esta Sociedad su labor educacional, su alto sentido de la participación en la vida social, sus numerosos actos, conferencias, teatro, música, etc… y especialmente, su supervivencia en unos tiempos que parece primarse más el exclusivo mercantilismo y el poder del dinero. Por ello, es altamente valorable que la filosofía de la Sociedad siga elaborándose en el yunque de los valores humanistas y la coexistencia y convivencia pacífica y cultural entre las personas.

Arrecife sería nada si lo desposeyésemos de la existencia de los grupos, los colectivos, los individuos y de una Sociedad como ésta, La Democracia, que además ha vuelto a navegar bajo ese nombre como bandera, tal vez el más preciado de los nombres a ojos de los ciudadanos progresistas y de espíritu libre y solidario.

La educación total de los individuos no se cierra con la formación en las escuelas o en las universidades, es necesario, además, que aprendan y sepan trabajar para entornos asociativos que generen opinión, que se relacionen y saquen la mayor rentabilidad para toda la comunidad. El estado de salud de un pueblo se mide por los niveles de participación y de discusión abierta a todos los problemas que puedan presentarse. Todos estamos construyendo diariamente este mundo, no vale sentarse a un lado, practicar el absentismo y la desgana. La responsabilidad de la vida no consiste en la mezquina visión de lo propio, hay muchos problemas que tienen necesariamente que resolverse, hay manifiestas señales de injusticias, de marginación, de seculares atropellos, hay, desgraciadamente, niños sufriendo las locuras de los adultos y sus guerras, hay mujeres que siguen sufriendo vejaciones por el solo hecho de ser mujer, hay ancianos abandonados y, hay, provocando un dolor angustioso, un sinnúmero de toxicómanos y drogodependientes que están rompiendo familias enteras, llevándolas a situaciones extremas donde sólo parece habitar la desesperación.

Para terminar esta aportación mía a la celebración de esta Sociedad en torno a las fiestas de San Pedro me gustaría pedir que siga manteniendo esta Democracia y cada uno de los socios que la conforman, el espíritu que alumbró su nacimiento: la solidaridad y el compromiso en la participación de desarrollo y construcción del futuro de Lanzarote, desde la perspectiva que caracteriza a la propia institución, es decir, la pluralidad, pues es éste un hermoso cuerpo habitado por gentes de diferentes ideas políticas, de diferentes clases sociales, de diferentes ideas sobre la vida y sobre las cosas.

En estos tiempos que corren donde tan de moda está la cultura de lo light, hemos tenido la suerte y el compromiso de nacer en una isla que pertenece a lo recio, a lo duro, mucho lucharon nuestros padres por sobrevivir, nosotros desde una posición más cómoda y regalada, no podemos dormimos, hemos de seguir luchando todos por conservar y mejorar Lanzarote. En este espíritu ha estado siempre la Sociedad Democracia. Por eso me he atrevido hoy a ser pregonero de las Fiestas de San Pedro 97.

¡Tengan ustedes unas felices fiestas!

Gracias.

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