POR NARCISO FUENTES, JOSÉ GARCÍA Y ALFONSO DURO
Cuenta que un sabio un día
era tanta la sed que pasaba
que sólo su sed calmaba
con el sudor que le escurría.
Había otro que entre sí decía:
que más sed pasé yo
y ¿cuándo a fin de mes cobro?
¿quién no debe una letra en el banco?