POR GINÉS CARMELO HERNÁNDEZ MARRERO
Buenas noches amigos y vecinos del barrio de Valterra.
En primer lugar, me gustaría agradecer a la Comisión de Fiestas, que hayan pensado en mí para ser pregonero de las Fiestas de Nuestra Señora del Carmen 2.015.
Cuando José Cruz me llamó por teléfono para comunicarme que la Comisión de Fiestas de mi barrio me proponía como pregonero de este año, sinceramente me quede sin saber qué decir.
Inicialmente me sorprendí a mí mismo sintiendo alegría y orgullo por la proposición, pero también me acojoné por la responsabilidad que se me venía encima.
Yo estaba dándole vueltas a la cabeza y José al otro lado de la línea esperando mi respuesta.
En tan corto espacio de tiempo pasaron por mi mente los anteriores pregoneros de las Fiestas del Carmen, como Manolo Noda, o el más reciente, Quico Oubiña.
Yo seguía pensando qué hacer, si le digo que Sí, ¿de qué voy a hablar en el pregón? Por otra parte cómo iba a decirle que No.
Hoy estoy aquí, en mi barrio, en mi casa y entenderéis que para mí es un día muy especial, un día con sentimientos encontrados, de responsabilidad, orgullo y alegría por lo que representa para mí ser el pregonero de estas fiestas, rodeado de mi familia y amigos, pero también es un día en que los recuerdos de personas cercanas que ya no están con nosotros son más fuertes.
Y es por eso, que en este día, me acuerde de mi padre Agustín, más conocido por todos como el «Aldea», y es así, por «Aldea» como me conocen en muchos sitios y por lo que veo no se va a quedar en mí, puesto que a mis hijos también los llaman «Aldea».
Recuerdo a Valterra como un barrio lleno de vida, donde se vivía intensamente en la calle, los juegos, como las carreras de sacos, las carreras de cinta, el juego de la silla, la gymkana y por supuesto el fútbol.
Repasando mi infancia me vienen imágenes sueltas como:
-A Purita que venía a buscar a los gemelos gritando que ya estaba el envuelto hecho.
-A Isabel la andaluza, con las manos en la cintura, a Nicolás el camisilla, al alcalde de Valterra, Manuel Oubiña y a Wenceslao el sereno, que salían por las esquinas del parque chillando que dejáramos de jugar con la pelota o nos la quitaban.
-Las tertulias nocturnas con mis amigos en el parque, bajo la ventana de Eugenio el caroso y por tanto hablar siempre llegaba a mi casa duchado.
-Las sirenas de las fábricas anunciando el comienzo, los descansos o la finalización de la jornada de los trabajadores.
-A la familia de las guinchas sentadas en el banco del primer grupo.
-Las travesuras de Juanito el camollo al carpintero Juan la camella.
-Los petardos de Juan el cochino y Manolo el rabonao.
-La voz ronca e inconfundible de José García.
-El patio andaluz de la familia Morant.
-A la rabiosa de Manuela que no nos dejaba pasar por la acera de su casa.
-La escuela de Tila, que gracias a ella mi madre se decidió por fin a llevarme al colegio La Marina, yo tenía siete años y mi madre tenía miedo de que me cogieran los coches. Dicho y hecho! Al mes me pilló uno.
-Las trancas de José Miguel el fogalera.
-El chiringuito que estaba donde hoy día es las 80 viviendas que entre otras cosas cerró por los saqueos diarios.
-A mi vecina Dominga, que se hartó de llorar porque a su niñita Águeda se la llevaban a jugar a la Península.
-Los pasos silenciosos de Viví por el parque.
-Los domingos en la iglesia con mi madre.
-A 10 ó 12 guaguas esperando para llevar a todo el barrio de excursión, al norte de la isla.
-A Don Pedro el cura y por supuesto a mi vecina Margarita, que era la que limpiaba la iglesia.
-A Niño el botella y a Paquito, que recogían las tapas de Coñac 103 en la rapadura, para luego cambiarlas por unas camisas amarillas.
-A Toño Corujo, conocido por nosotros como Toño el loco, que nos pasamos todo un día buscándolo y resulta que se había caído en una mareta.
-A Tino, el talega chico, dando el coñazo con su Athetic de Bilbao.
-A Rosa la practicante, que siempre estaba de guardia para nosotros.
-A Maquita haciendo guardia en el balcón.
-Y a Perico el cojo el que nos compraba la chatarra.
Tengo nostalgia de mi Valterra, con aquellas salinas, sus zonas descampadas, su olor a salitre, a buen pescado, con sus maretas, la playa de la arena, me viene a la cabeza un estribillo que cantaba cuando era pequeño, y era:
Valterra es muy famosa porque tiene la Casa del Mar, El Hospital por debajo y a Joaquina en la explanada.
Accionando de nuevo mi memoria, pero esta vez, con un par de años más, me vienen recuerdos como: -Los concursos de baile por parejas de las fiestas del Carmen, que yo no sé cómo se las arreglaba mi compañera de baile Zayda, que aún quedando los dos eliminados, ella siempre se llevaba un premio. -A Villay, enfadado con sus murgueros porque se movían en el escenario y pensaba que eso le restaba puntos.
-A Don Salvador Santana, que cambió los micrófonos porque lo llamó el Señor.
-A mi amigo Juan Carlos, el hijo de Rosa la canaria, al que llamamos íntimamente el marroquí, que en una excursión se le ocurrió tocar las campanas de la iglesia en La Graciosa que sólo se tocaban si había una emergencia o fallecía alguien. Llegó Don Salvador corriendo y preguntando quién había sido. Lo cogió y le metió una tunda que creo que todavía le duele.
-A Meló Calero y sus comilonas.
-La que armábamos con las hogueras de San Juan entre la parte de arriba y de abajo del barrio.
-A Carlos el poca ropa y su dichosa bolsita de plástico.
Quiero dedicarle un recuerdo especial a una época donde el sentimiento de pertenecer a Valterra se hizo más fuerte, donde paseamos con orgullo el nombre de nuestro barrio por la Provincia de Las Palmas, creando interés y envidia de aquellos con quienes nos cruzábamos, y como bien podéis suponer me estoy refiriendo al U.D. Valterra.
Esto sólo fue posible gracias al trabajo desinteresado de un grupo de personas, que hicieron que naciese un club que dio mucho que hablar y grandes días de jolgorio y alegría a este barrio.
Quiero decirles que yo, como cualquier chico, también tuve mis ídolos deportivos en mi barrio. Tuve el gran placer de jugar con ellos un año. A la larga, mis ídolos, serían los fundadores del tan glorioso Maratón de Fútbol Sala de Valterra.
Como no me perdonaría olvidarme de alguno, simplemente quiero agradecerles todos los momentos compartidos, que al ser yo, el más pequeño, me dejaron pasar con ellos, pues todos esos instantes quedaron grabados en mi memoria. Gracias chicos!!
Siempre mi Valterra… pero ¿que tiene Valterra? Valterra tiene gente especial, aquí tengo mis raíces, mi familia, mis amigos de siempre y lo más importante, las lentejas de la Conce, mi maravillosa madre.
Valterra es un barrio donde no hay barreras y en el que cualquier acontecimiento se convierte en una fiesta.
Un barrio lleno de indios.
Un barrio que rebosa de murgueros.
Un barrio moderno, amigable, solidario y que engancha.
En definitiva,.. Valterra,… es un barrio diferente.
Quiero terminar mi pregón dándoles a todos ustedes el reconocimiento que se merecen.
A los que tuvieron la oportunidad o decidieron vivir en Valterra.
Los que han hecho posible que creciera en servicios y comodidad…
A la comisión de fiestas, que de un presupuesto escaso, hacen realidad el milagro de multiplicar los panes y peces…
Ahora quiero proponerles que aparquemos por unos días, nuestras preocupaciones y vivamos con intensidad nuestras Fiestas del Carmen. Espero y deseo, que tengamos la suerte de vivir durante estos días momentos inolvidables y que nos acompañen el resto de nuestras vidas.
Y ahora voy a decir las palabras mágicas que todos, absolutamente todos, están esperando
«QUE DEN COMIENZO LAS FIESTAS DEL CARMEN»
VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN (VIVA)
VIVA LA PATRONA DE LOS MARINEROS (VIVA)
¡¡¡FELICES FIESTAS A TODOS, Y A DISFRUTARLAS !!!