SOLIDARISMO SOCIAL
Me encuentro en la obligación de agradecer a los jóvenes e inquietos directivos de nuestra ya centenaria sociedad «‘Democracia» (En cuestión de nombres señeros –vinculantes– y de expoliaciones furiosas – manu militari– hay suficiente argumentación previa que debatir y, en su turno, no poca historia inmediata que dilucidar) el haberme convocado aquí, queridos amigos, para exaltar una vez más los ideales de generosidad humana y de solidarismo social que dieron pábulo constante a la vida de tan acreditada y vigorosa institución.