Pregón de La Democracia 2001

 volverPOR    NICOLÁS DE PÁIZ PEREYRA

 Nicolas Paiz

Quiero agradecer a la Junta Directiva, y a su Presidente, el que me hayan designado para leer el Pregón de esta Sociedad en una fecha tan memorable y en un aniversario tan significativo como es el conmemorar el 150 aniversario de la fundación de la Sociedad. Y, además, cuando hace apenas unos días, coincidiendo con el día de Canarias, la Comunidad Autónoma premia a esta Sociedad con la Medalla de Oro de la Comunidad Autónoma de Canarias.


Ante estos dos acontecimientos, que se hayan acordado de mi modesta persona es no sólo una satisfacción sino también una responsabilidad. Decía en el año 1.997, cuando el Excmo Ayuntamiento de Arrecife me designó corno pregonero de las Fiestas de San Ginés, que tengo que hacer el esfuerzo de trasladarles «algo que conviene que todos sepan», «hacer notorio lo que se quiere hacer saber a todos».
No sé realmente cuando arrancan las Fiestas de San Pedro. Sé que las recuerdo a finales de junio, desde mis años de juventud. Aunque más lejana es la fecha de la fundación de la Democracia, algo que comienza a esclarecerse tras los trabajos de investigación que se vienen desarrollando con motivo de la celebración de los 150 años de vida de la Sociedad.
Por mi parte, aguardaré para saber si, finalmente en torno a 1850, en una antigua y humilde herrería situada en la calle denominada entonces Las Notas – luego del Rosario – un grupo de inquietas personas constituye la Sociedad Democracia utilizando más tarde como emblema identificativo el popular apretón de manos.
Ciento cincuenta años dan para mucho. Varias sedes sociales, por ejemplo, como la casona que alberga hoy al Mercadillo, anterior a esta en la que nos encontramos (inaugurada el 12 de Octubre de 1.966), que seguramente no será la última, a la vista de que la Sociedad persevera en el viejo anhelo de conseguir una localización ribereña en la marina de Arrecife.
A lo largo de 150 años, la Sociedad ha visto desfilar distintos sistemas de organización política. Recordemos que durante décadas se vió obligada a denominarse Círculo Mercantil, nombre impuesto al finalizar nuestra Guerra Civil que intentó desterrar el original de Democracia. No resultó sencillo recuperar la denominación primera, pues se argumentaba en los ochenta que el Círculo Mercantil no podrá llamarse Sociedad Democracia ya que la palabra es patrimonio de todos los españoles.
La Sociedad siempre ha sido un espacio de integración social y de convivencia. A diario o en fechas festivas como San Pedro. También centro de cultura. En eso siempre se ha diferenciado de otras entidades aparentemente gemelas, como el Círculo Mercantil de Las Palmas de Gran Canaria, creado más tarde, en 1879, y siempre al abrigo de las actividades mercantiles propiamente dichas, hasta el punto de alentar, por ejemplo, la creación de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de la provincia.
Estas Fiestas de San Pedro adquieren especial relevancia porque la Democracia festeja el merecido reconocimiento de que ha sido objeto por parte del Gobierno de Canarias. Porque sin esta Sociedad no se entiende la historia de Arrecife del último siglo y medio; mirando la evolución de un pequeño y mísero puertito de mar envuelto en una profunda crisis económica y social hasta la capital que hoy es. Una Sociedad que nació inspirada en los nobles valores de la Ilustración, teniendo como norte el progreso político y social en la Isla, enlazando con los movimientos vanguardistas de la época.
Pero estas Fiestas de San Pedro también pretendo enmarcadas con mis recuerdos de más de cuarenta años de socio y de otros más antiguos que el que les habla, así como las vivencias de todos y ello como homenaje a tantos socios que de una forma u otra, ya sea como directivos o trabajadores, hicieron de esta Sociedad un referente de la Historia de Arrecife en particular y de Lanzarote en general.
Si como se apunta el 29 de Junio de 1850 nació la Sociedad Democracia coincidiendo con la festividad de San Pedro y éste es el referente de la cristiandad, esta Sociedad, como dije antes, es el referente de la sociedad Lanzaroteña.
Hay que tener en cuenta que las Fiestas de San Pedro era la única y mejor fiesta que se celebraba en Arrecife, por la concentración de personas que en la misma se daban cita, ya que en las Fiestas de San Ginés los habitantes se dispersaban y las celebraban en otras Sociedades como el Casino, el Torrelavega o el Lanzarote.
Muchos son los recuerdos que se agolpan en la mente de este pregonero: unas de carácter deportivo y otros de carácter festivo y de carácter cultural.
Ir a las dos de la tarde a ver las peleas de gallos entre las galleras del Norte y del Sur creo es el primer contacto con la Democracia que tenemos los chiquillos de la época, porque grande era la afición que había en la sociedad de Arrecife.
Más tarde empezarnos a frecuentar los locales para jugar al billar o al pin-pon, a las damas o al ajedrez, siempre controlados bajo la atenta mirada de Rafael, el conserje, que muchas veces por no tener la edad reglamentaria para ser socio y porque en esa época en Arrecife nos conocíamos todos era bastante tolerante, y ello hasta que nos hacíamos socios de derechos limitados para luego pasar a socio de número con plenitud de derechos.
Después llegaban las fiestas y con ellas los Vermouth bailable de 12.30 h a 2 ó 3 de la tarde, el asalto de 7 a 10 de la noche y el baile a partir de esa hora que la orquesta Honda, la de Mejías, o tantas otras que pasaron por aquellos salones, terminaban al amanecer. Sin embargo, no tuvieron suerte otras generaciones anteriores cuando se celebraban los bailes y a las 12 de la noche la fábrica de la luz dejaba a toda la ciudad a oscuras a menos que se pagaran unas horas de luz, como así se hacía para poder continuar el baile un par de horas más.
Recuerdo a las señoras con sus hijas al lado acompañándolas al baile, y cómo había que pedir permiso a la madre o acompañante para poder bailar. Los chicos, agrupados mirábamos a aquellas chicas a las que se nos iban los ojos, pero muchas veces hasta que el atrevido de turno, el más osado o el más valiente o el que tenía alguna copa, se decidía a dar el paso e invitar a la chica, donde se pasaba vergüenza cuando la madre no le daba la autorización para salir a pista, y el resto empezaba a rehuir a invitar por miedo a la plancha, y cuando al final lograbas bailar alguna pieza muchas veces parecían auténticos ejercicios de fortaleza por la dichosa retranca, imperante en la época.
Recuerdo las idas al bar para tomar alguna copa o reponer fuerzas con los huevos duros que siempre había de tapa, o con la paella o el estofado de carne los días de fiesta, y el bueno de Talavera atendiendo con su paciencia y gracejo.
Qué espectáculo el de San Pedro con los ventorrillos en la calle Real con las carajacas, los huevos duros, tollos, etc. y, un socio que ya no está con nosotros, pero que tenía mucha gracia pidiendo una copa y una tapa de salsa, y el camarero no puede atender su deseo pues no tiene salsa, pero este socio a todo el que se acercaba les decía que pidiera una tapa de salsa. Y así uno y otro pidiendo la dichosa tapa de salsa, hasta que oye éste socio cachondo decir al camarero a su compañero «si hubiéramos tenido una caldera de salsa nos hubiéramos hinchado».
Cuántas vivencias, cuántos recuerdos, y cuántos conferenciantes de lujo pasaron por los antiguos locales: Don Francisco Morales Padrón, catedrático de Historia de América de la Universidad de Sevilla-, Don Antonio González González, catedrático de Química Orgánica de la Universidad de La Laguna; Don Ignacio Aldeoca, periodista y escritor; el catedrático de Geología Don Telesforo Bravo, y tantas y tantas personalidades cuyos nombres se han borrado de mi memoria.
Cuántas exposiciones que en sus salones se hacían con motivo de las fiestas de Junio y a los que se acercaban miles de personas a verlas: colecciones de numismática, filatelia, fotografía, trabajos manuales y hasta muestras de conquiliología.
El Círculo Mercantil se caracteriza por la contribución que hace a difundir la cultura, y, esa ha sido una constante que se ha mantenido y se mantiene en el nuevo edificio como Democracia, donde sería prolijo hacer una enumeración de actos, conferencias, exposiciones que por esta sala han pasado, como la enumeración de personajes de las letras, la política, el arte, el deporte, etc. Ese contribuir al avance del progreso, el bienestar y la cultura es una constante que desde su fundación hasta el día de hoy se mantiene. Pero, sin embargo, no puedo dejar de recordar hoy a un hombre, Agustín Hernández, que con su trabajo y dedicación a la Sociedad no sólo ha contribuido al engrandecimiento de la misma sino también a difundir y dar a conocer a través de las fotos la Historia del Deporte y de la Sociedad de Arrecife en particular y de Lanzarote en general. Obras que han sido expuestas en estos salones y que han servido de recuerdo a varias generaciones.
Querer a esta sociedad es de bien nacido por lo mucho que nos ha dado no sólo a los socios sino, como ya dije, al pueblo de Lanzarote. Y amar a esta sociedad es lo menos que podemos hacer, pues como decía Robert Musil, novelista austríaco «existe sólo un medio para hacer bella a una persona o una cosa: amarla».
Como la amó Don Domingo Martín Rodríguez, conocido por «columna», que, sin ostentar cargo sino un simple socio, se encargaba de cerrar las puertas de la sociedad, después de ordenar sillas y comprobar a oscuras que no había colillas encendidas y que todo estaba en orden. O, Don Gabriel Hernández, que se sabía de memoria el Reglamento y siempre lo llevaba en el bolsillo y tanto en las Juntas Generales como en el quehacer diario estaba al quite de aquello que no fuera correcto. O también, por qué no decirlo, sí fue verdad, mi abuelo Nicolás, que siendo Presidente (1901 – 06) y de la que formaba parte de la directiva el padre de Don Domingo Lasso, cogieron a la sociedad en unos momentos críticos, con deudas y problemas, pero con tesón, rifas, y artículos fiados de su comercio lograron sacar adelante la Sociedad y comprar un piano que se estrenó en las fiestas. Y, así, tantos y tantos socios que amaban a la sociedad como se debe amar a la democracia, pues sí en alguna sociedad existía esa figura, era aquí, ya que desde que traspasábamos las puertas del edificio todos éramos iguales, y, ese es uno de los grandes méritos de esta Sociedad centenaria.
La concesión de la Medalla de Oro de la Comunidad Autónoma de Canarias, coincidiendo con los actos conmemorativos del 150 aniversario de la Constitución de la Sociedad, es el reconocimiento de la trayectoria de la Sociedad Democracia, pero también responsabiliza a toda la masa social para seguir profundizando en la cultura democrática que siempre ha caracterizado a esta institución desde que, a mediados del siglo XIX, se erigiera en un embrión de la democracia en Arrecife y en Lanzarote, como ya hemos hecho constar. Se premia que la Sociedad haya proclamado y defendido valores como la igualdad.
Dice el Decreto de concesión de 30 de Abril pasado que «una de las asociaciones pioneras de la Sociedad Civil canaria es la Sociedad » La Democracia». Resulta admirable que en tiempos de absolutismo isabelino de gran intolerancia, pueda haberse creado una sociedad que precisamente en su nombre lleva la palabra clave de todo avance social en la modernidad: democracia. Y es también admirable que esto sucediera en el Arrecife de entonces, una pequeña población de una isla poco poblada, que padecía, además, el doble centralismo histórico que ha caracterizado hasta hace pocas décadas a las islas periféricas de Canarias».
«Pero el mérito no es sólo el de la creación en condiciones muy difíciles, la calidad de pionera y la osadía del nombre. Con esas tres premisas sería suficiente para que ocupase un lugar de honor en la historia social de Canarias. Pero es que, además, siglo y medio de trabajo y preocupación constantes han sido la bandera de esta sociedad. «La Democracia ha estado presente en cuantos avatares han tenido lugar en Canarias, y su labor de profundización en lo colectivo ha sido importantísima para la Isla de Lanzarote y por ello para Canarias».
De que así siga siendo va a depender buena parte de la cultura democrática futura en la Isla.
Dije al principio de esta intervención que la Sociedad persevera en el viejo anhelo de conseguir una localización ribereña en la marina de Arrecife, y hay que seguir insistiendo pues es fundamental contar con ese ambicioso proyecto para poder continuar la gran labor que viene desarrollando esta Sociedad desde hace tanto tiempo y legar a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos el edificio, las instalaciones el foro de debate y cultura que siempre ha sido esta centenaria Sociedad. Y debemos perseverar todos y no bajar bandera para conseguir el deseado solar, pues una vez leí que «cuando soñamos solos, sólo es un sueño. Pero cuando soñamos juntos, el sueño se puede convertir en realidad».
Muchas gracias por su atención y felices fiestas.

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